Buenos Aires tiene olor a viejo, pero no ese olor que se desprende de aquello que dejamos descuidado, sin amor. Yo hablo del olor a chomba recién planchada en un domingo de dos ambientes en el que tu abuelo apagaba mal un cigarrillo y te enseñaba a jugar al ajedrez mientras tu abuela preparaba una tortilla de papa. Ese aroma a pulover de lana y yerba, a naftalina y Blem, a churrasco y a jazmín (que por algún motivo siempre me transporta a alguna guerra de bombuchas). Buenos Aires siempre va a tener olor a viejo, al menos para mi.
martes, 7 de noviembre de 2023
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