I
Tengo este sueño recurrente
en el que me rodean hermosas mujeres
que a primera vista parecerían estar hechas
de algún material frágil y delicado pero
que al acercarme revelan las marcas de miles
de huellas dactilares impresas en todo
ese perfecto revestimiento, que ahora sé, es plástico.
Busco una huella en particular que encaje,
como zapato de cenicienta, con otra que conozco
como la palma de mi mano, pero me doy cuenta
después de un rato que son más de las doce
y ya es demasiado tarde. Me alejo y las miro
de nuevo. Ahora sé que no es plástico, es piel.
Tengo que dejar de envolver y etiquetar mujeres
en mi sueño o dormir menos.
II
En mi segundo sueño estoy entrando en el castillo de Disney
con un pasamontañas en la cabeza, un picahielos en la mano
y mucha violencia en el pecho.